El día de ayer, a la edad de 56 años, murió uno de los hombres que, de una u otra forma, tocó la vida de todos nosotros: Steve Jobs. Genio, visionario, co-fundador de Apple, una empresa que conocemos bien porque, ¿quién no tiene un iPod, iPhone, iPad o Mac? Creo que no sé de alguien que no tenga, por lo menos, un producto de la compañía de la “manzanita”. Todos los días veo a decenas de chicas caminando por la calle, escuchando música desde sus iPods, o a ejecutivos, amas de casa y adolescentes haciendo llamadas desde sus iPhones.
En mi caso, y creo que en el de muchos hombres, puedo decir que gracias a la tecnología desarrollada por este gran líder es que puedo ver partidos de fut en línea, consultar marcadores donde quiera que esté y bajar apps de mis equipos favoritos. En parte, gracias a Jobs es que el fut está en todas partes y podemos enterarnos de lo que pasa en su mundo. En realidad, cada uno de nosotros lleva un pedacito del señor Jobs. Descanse en paz.
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